Subsidio Pastoral

Autor: Monseñor Rino Fisichella

En: Página Web del PCPNE

No amemos de palabra sino con obras

Presentación

«No pensemos sólo en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para hacer una vez a la semana, y menos aún en gestos improvisados de buena voluntad para tranquilizar la conciencia. Estas experiencias, aunque son válidas y útiles para sensibilizarnos acerca de las necesidades de muchos hermanos y de las injusticias que a menudo las provocan, deberían introducirnos a un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida» (Mensaje para la I Jornada mundial de los pobres, n. 3). Estas palabras del papa Francisco reflejan lo que pasaba por su mente cuando ha querido instituir la Jornada mundial de los pobres. La Iglesia no puede ser espectadora pasiva ante el drama de la pobreza, y los cristianos no pueden contentarse con una esporádica y fragmentaria participación para tranquilizar la conciencia. El momento de una acción puede ser signo de una verdadera conversión que conduzca al compartir. En efecto, la palabra clave para entrar en este Mensaje es precisamente compartir, la cual se convierte en un estilo de vida. El papa Francisco ha querido ofrecer el ejemplo paradigmático de san Francisco de Asís, el cual no se contentó con abrazar y darle limosna al leproso, sino que comprendió que la verdadera caridad consistía en permanecer al lado, cercano, atento al dolor y al sufrimiento de la enfermedad, como también al malestar de la marginación. La cultura del encuentro se resuelve en el compartir, donde el otro deja de ser un extraño y ahora lo percibo y lo trato como un hermano que necesita de mí.

El Mensaje para la I Jornada mundial de los pobres gira en torno al lema y al logo, los cuales tratan de expresar, en un lenguaje simple y directo, la profundidad del contenido que se ofrece. El lema ilumina el logo y, viceversa, el logo concreta y hace efectiva la enseñanza del lema. «No amemos de palabra sino con obras»: esta expresión se encuentra en la Primera carta del apóstol Juan y constituye el preludio al texto culminante en el que por la primera y única vez se revela la naturaleza misma de Dios. «Dios es amor» (1Jn 4,8) afirma el evangelista. Esto se ha demostrado en el envío del Hijo para la salvación de la humanidad. Esta enseñanza no hace sino retomar cuanto Juan había enseñado ya en su Evangelio: «Tanto amó Dios al mundo, que entregó su Unigénito» (Jn 3,16). En este “entregar” se manifiesta todo el amor del Padre, que no retiene nada para sí, sino que todo lo da, hasta el final y sin fin. Esa Palabra es el Hijo en su existencia concreta que, sobre todo, ha querido revelar su amor para con los pobres, elevándolos al primer puesto en la bienaventuranza de su reino (cfr. Mt 5,3). Así ama Dios: haciendo que su Palabra se convierta en acción y vida.

El logo expresa la doble relación que se instaura ante el pobre. Él está a la puerta y tiende la mano para pedir ayuda. Sin embargo, en la puerta se encuentra con otra persona que tiende la mano porque ella también pide ayuda. Son dos manos extendidas: ambas ayudan.

Una impulsa a salir, la otra a dar sustento. Dos brazos que expre la solidaridad y que invitan a no permanecer en el umbral de la puerta, sino a salir al encuentro del otro. El pobre puede entrar en casa, una vez que en el interior de la casa se haya comprendido que la ayuda consiste en compartir.

Presentamos este pequeño instrumento como un simple apoyo para que los sacerdotes y todos los voluntarios puedan vivir con mayor intensidad estos días de preparación a la Jornada Mundial de los Pobres. Como ha sugerido el Papa Francisco, que la oración permanezca como fundamento de este compromiso concreto para hacer brotar el valor cristiano de nuestra solidaridad. No le faltará a la caridad y a cuantos están comprometidos con las múltiples formas de pobreza, dar voz a la fantasía creadora que le es propia y así expresar de la mejor manera la atención, la cercanía y el compartir con los pobres.

Rino Fisichella

Presidente del Consejo Pontificio
para la Promoción de la Nueva Evangelización

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *