Francisco

El Papa Francisco ha expresado la Nueva Evangelización a través de sus palabras, sus gestos, sus actitudes y su testimonio; se ha dirigido a las periferias y ha invitado a dirigirse a ellas sin miedo; ha invitado a salir a las calles, plazas, parques o tocar a las puertas; para él se trata de dar un testimonio de vida llevado por personas “creíbles”[1], capaces de hablar como Jesús el lenguaje de la misericordia, de dar esperanza, de ofrecer el oxígeno del Evangelio, es decir, el soplo del Espíritu de Cristo Resucitado que enciende de nuevo el ardor en los corazones para dar lo mejor.

En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium aborda de manera directa el tema de la Nueva Evangelización y expresa su intención principal: “(…) quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”[2]. Invita al encuentro personal con Cristo como respuesta a los desafíos del mundo contemporáneo y cita las palabras de Benedicto XVI: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»[3]. Y añade que solamente ese encuentro o reencuentro con el amor de Dios nos rescata del individualismo, nos hace plenamente humanos, al llevarnos más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Aquí se encuentra el manantial de la acción evangelizadora, porque quien acoge el mensaje de amor que le da sentido a su vida no puede contener el deseo de comunicarlo a los demás[4] Leer más

Benedicto XVI

El Papa Benedicto XVI hizo de la Nueva Evangelización un tema medular de su pontificado. Invitó a todos los fieles a tomar parte en ella con un nuevo ímpetu en la misión. Argumentó que el término recuerda la exigencia de una modalidad renovada de anuncio, especialmente para aquellos que viven en un contexto donde los desarrollos de la secularización han dejado huellas graves incluso en países de antigua tradición cristiana[1]. Propuso que la Nueva Evangelización debe asegurar el crecimiento de una fe límpida y profunda para una auténtica piedad popular, que se debe presentar como parte del impulso misionero de una Iglesia regenerada por el Espíritu Santo, que responda a las diversas situaciones, con discernimiento, que tenga un significado teológico y pastoral y se exprese a través de las formas modernas de comunicación[2]. También instituyó en el 2010 el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización (PCPNE) y convocó una nueva Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos para profundizar acerca de la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe. Leer más

San Juan Pablo II

El Papa San Juan Pablo II alentó frecuentemente a la Nueva Evangelización. Insistió en renovar esfuerzos por predicar el Evangelio de Jesucristo a todos los que buscan la verdad. Según su concepción, la Nueva Evangelización busca compartir nuevamente el mensaje cristiano básico de la salvación y la fe en Jesucristo con la gente de hoy. Durante su visita pastoral a Polonia[1] habló con profunda esperanza de una Nueva Evangelización para el segundo milenio, respuesta a nuevas realidades y nuevas condiciones de vida. En su reunión con los obispos de Haití[2] propuso no re-evangelizar sino llevar a cabo una Nueva Evangelización con tres características fundamentales: “nueva en su ardor, en sus métodos y en sus expresiones”.

En 1990 la encíclica Redemptoris Missio recordó que la evangelización constituye la misión fundamental de la Iglesia: “La misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola! La Nueva Evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal”[3]. Además, propuso una clasificación en tres grupos para los destinatarios del mensaje del Evangelio: los que nunca han escuchado el Evangelio (ad gentes), los que tienen fervor (pastoral ordinaria) y los que tienen raíces antiguas pero han perdido el sentido de la fe o no se reconocen como miembros de la Iglesia, con una existencia alejada de Cristo y su Evangelio (Nueva Evangelización). Leer más