El servicio catequético del sacerdote “Nueva evangelización, nueva catequesis”
[huge_it_slider id=”16″]
En esta sociedad de hoy, profundamente secularizada, el mandato misionero sigue más vigente que nunca para la Iglesia. El actual momento histórico reclama una nueva evangelización, que pasa también por una nueva catequesis. ¿Cuál es el servicio que, según la tradición y el magisterio, puede y debe prestar el sacerdote ante ambos desafíos?
A esta y otras cuestiones trata de responder el Pliego que sigue, una invitación a impulsar un nuevo paradigma de la catequesis que sea un auténtico itinerario de fe.
Nuestro Señor Jesucristo, antes de subir al cielo, encomendó a la Iglesia la tarea de continuar con su misión, prometiéndole su presencia hasta el final de los tiempos. Desde entonces, la comunidad eclesial ha sido fiel a este mandato de su Señor.
Por la consagración bautismal, el cristiano recibe el imperativo de anunciar la verdad del Evangelio con la palabra y el testimonio de su vida. Cada uno de los miembros de la Iglesia debe hacerlo según su capacidad, su carisma y sus cualidades personales. Los laicos lo harán en medio del mundo, los religiosos testificando con sus vidas la radicalidad del Reino, los sacerdotes como pastores de la comunidad cristiana. Todos como miembros de la misma Iglesia, que se sabe evangelizadora y que evangeliza, porque en ello está en juego su propio ser.
El mandato misionero sigue vigente para la Iglesia de hoy en esta sociedad profundamente secularizada y relativista, diseñada de espalda a todo lo cristiano y trascendente, con un profundo vacío en el corazón del hombre y, en muchos casos, carente de sentido (…)
Pero, también, esta Iglesia que debe continuar la misión de Cristo ha de enfrentarse a diferentes problemas, uno de los cuales es una fuerte sequía vocacional al ministerio sacerdotal, donde escasean tanto los sacerdotes seculares como los religiosos, causando esta situación deficiencias serias en la vida de las comunidades eclesiales.
Actualizar las funciones propias de los sacerdotes
Debido a esta falta de vocaciones, los sacerdotes han de asumir hoy más tareas pastorales. Esta acumulación de tareas puede llevarles, en su existencia personal y en el ejercicio de su ministerio, a la dispersión y al cansancio paulatino, provocándoles el desencanto y la desilusión. Por todo ello, creemos necesario y urgente actualizar las funciones propias que los sacerdotes deben ejercer en el ministerio de la Palabra y que son consustanciales al sacramento del orden recibido.
Si concretamos las tareas esenciales que todo sacerdote debe realizar en el ejercicio de su ministerio y eliminamos lo que no le es propio, podremos ayudarles a vivir con mayor serenidad y gozo su ser sacerdotal y su ministerio pastoral.
La Iglesia afronta una crisis de la catequesis,
pues esta no llega a conquistar
los objetivos de iniciación en la fe
y en la vida cristiana que les son propios.
Decía el cardenal Cláudio Hummes, prefecto emérito de la Congregación para el Clero, en unas palabras que dirigió a los delegados de Catequesis de las diócesis españolas en las Jornadas de delegados diocesanos de Catequesis de 2008, que la relación del presbítero y la catequesis se ha olvidado y se ha descuidado en los últimos años. (…)
Por otra parte, señalaba, se observa un cierto desánimo en los pastores y catequistas, que, poniendo esfuerzo, energías… en el proceso catequético, ven cómo los que participan de él no son realmente iniciados en la fe y en la vida cristiana. Además, hoy –añadía–, hay muchos sacerdotes que demandan cuál es su papel como pastores en la tarea catequética, pues desean dedicarse con acierto a este ministerio fundamental en la Iglesia.
Un nuevo paradigma
La Iglesia afronta en estos momentos una crisis de la catequesis, pues esta no llega a conquistar los objetivos de iniciación en la fe y en la vida cristiana que les son propios. Estamos queriendo impulsar un nuevo paradigma de la catequesis que sea un auténtico itinerario de fe para aquellos que participan en ella.
Un tiempo en el que se fundamente la fe, se transmita la Tradición viva de la Iglesia de manera sistemática, orgánica e íntegra y se ejercite al catequizando en la vida cristiana. Una catequesis que cumpla con la tarea de enseñar, celebrar, vivir y orar la propia fe.
Por: Francisco Julián Romero Galván, delegado episcopal para la Catequesis de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz
Fecha: 25 de mayo de 2012
En: Revista Vida Nueva – Nº 2.802 de Vida Nueva. Del 26 de mayo al 1 de junio de 2012. Extracto del Pliego del nº 2.802