LOS 4 PILARES PARA LA FORMACIÓN DE BUENOS SEMINARISTAS, SEGÚN EL PAPA FRANCISCO

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Por:     Miguel Pérez Michel

En:      Aciprensa

El Papa Francisco enumeró cuatro pilares que deben sostener la formación de todo seminarista: la vida espiritual, la oración, la vida comunitaria y la vida apostólica.

En un discurso improvisado ante la Comunidad del Pontificio Seminario Regional de Puglia “Pío XI”, el 10 de diciembre, el Santo Padre indicó, dirigiéndose a los seminaristas presentes, que “ustedes, en el seminario, tienen que estudiar, que aprender a crecer en la oración, a conocer la vida espiritual. En el seminario son muchos y la vida comunitaria es importante”.

Para el Pontífice, esos cuatro pilares son fundamentales. Estudiar es importante “porque el mundo no tolera la figura del sacerdote que no entiende las cosas, que no tiene un método para entender las cosas, que es incapaz de decir las cosas de Dios con fundamento”, pero no menos importante es “la vida espiritual, la oración; o la vida comunitaria con los compañeros, o la vida apostólica, atender a la comunidad parroquial”.

“Los cuatro pilares son importantes, si nos falta uno, la formación se desequilibra”, indicó.

Además, aseguró que “la vida del sacerdote debe ser fecunda. ¡Sí, fecunda! No solo deben ser buenos sacerdotes que sigan todas las reglas. No, no. ¡Deben dar la vida por los demás! Cada sacerdote debe ser un padre de la comunidad. Un sacerdote que no es padre, no sirve”.

En este sentido, el Obispo de Roma destacó que “la paternidad de la vocación pastoral consiste en dar la vida, hacer crecer la vida; no pasar por alto la vida de una comunidad. Y hay que hacerlo con coraje, con fuerza, con ternura”.

“Miren a sus padres en la fe”, invitó a los seminaristas. “Miren a sus padres y pidan al Señor la gracia de la memoria, de la memoria de la Iglesia”.

“‘La historia de la salvación no comienza conmigo’, debemos decirnos cada uno. ‘Mi Iglesia tiene toda una tradición, una larga tradición de buenos sacerdotes’. Hay que asumir esta tradición y llevarla adelante”.

Y esa tradición, señaló Francisco a cada seminarista, “no terminará contigo. Trata de dejar una herencia al que venga a ocupar tu puesto. Padres que reciben la paternidad de otros y que la entregan a su vez a otros”.

El Papa recordó una anécdota que tuvo lugar cuando se encontró con un sacerdote de un país pequeño y le preguntó: “‘¿tú qué haces?’. ‘Yo conozco el nombre de todos mis parroquianos, de la gente’. ‘¿De cada uno de ellos?’. ‘De todos, incluso de sus perros’”.

“Era un sacerdote cercano a la gente”, destacó Francisco.

“Y aquí llegamos a una palabra que quiero decirles a ustedes, seminaristas: ‘cercanía’. No se puede ser sacerdote y permanecer alejado del pueblo. Cercanía al pueblo. Aquel que nos ha dado un ejemplo más grande de cercanía ha sido el Señor”.

El Santo Padre advirtió que “un sacerdote que se distancia del pueblo no es capaz de transmitir el mensaje de Jesús. No es capaz de transmitir las caricias de Jesús a la gente. No es capaz de meter el pie para que no se cierre la puerta”.

“Y cercanía quiere decir paciencia”, dijo, y señaló que “para ser cercanos como Jesús, es necesario conocer a Jesús. Y yo les pregunto: ¿cuánto tiempo pasan delante del sagrario cada día?”.

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