LA NUEVA EVANGELIZACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA EN MÉXICO
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Fecha: 17 de noviembre de 2013 / Comunicado 47-13
En: Página de la Arquidiócesis de Acapulco
Durante esta semana nos reunimos los obispos mexicanos en nuestra 96 Asamblea Plenaria con el objetivo de ‘profundizar y compartir el sentido de la Nueva Evangelización en México para enriquecer una audaz y entusiasta Misión permanente de la Iglesia, a partir de las diócesis, ante los desafíos de la secularización’, fue una oportunidad para el análisis de las condiciones actuales que vive el país y para la reflexión pastoral en torno a algunos de los desafíos más visibles para la Iglesia católica.
En el marco de este encuentro episcopal, los obispos de Michoacán y de Guerrero tuvimos un espacio para plantear algunos aspectos relacionados con la situación de violencia en México y, particularmente, en nuestras diócesis, al mismo tiempo que pudimos compartir nuestras experiencias sobre lo que estos contextos de inseguridad y violencia significan para la evangelización. Hemos planteado que la construcción de la paz es una perspectiva fundamental y necesaria de la Nueva Evangelización en México y que en los contextos más violentos, las diócesis tenemos una mayor responsabilidad social relacionada con las capacidades que tenemos para convocar y para acompañar a las comunidades en iniciativas orientadas hacia la paz y a la seguridad.
Como asamblea de obispos, atentos a la situación de violencia que afecta al país, concluimos que la Nueva Evangelización es la manera concreta como estamos realizando en México la Gran Misión continental y que tenemos que lograr un encuentro con Cristo de nuestros feligreses, de tal manera que su condición de discípulos se refleje en su manera de vivir y en la proyección social que tenga su fe. Nos cuestionó fuertemente que no se refleje en la vida social, política, económica y educativa la fe de nuestro pueblo católico. Queremos consolar a nuestro pueblo e implementar procesos auténtico de Nueva evangelización en nuestras diócesis.
El Plan Nuevo Guerrero
En días pasados, el gobierno federal presentó lo que llamó Plan Nuevo Guerrero que consiste en la construcción de infraestructura pública de gran envergadura, relacionado con las vías de comunicación y algunos proyectos regionales importantes con los que busca dar respuestas tanto al deterioro causado por la tormenta tropical Manuel como al rezago en el desarrollo de la región. Con una inversión de más de 30 mil millones de pesos, se financiarían estas obras que promoverían otras inversiones significativas del sector privado.
En principio, una inversión pública de ese tamaño es bienvenida si es que va a ofrecer mejores niveles de bienestar a la población y si se refleja en mejor calidad de vida para los pueblos y para las familias. El principio del bien común que la doctrina social de la Iglesia ha mantenido como un principio que inspire toda la vida pública, puede orientar esta iniciativa de manera que promueva los beneficios necesarios para todos. En este sentido, se precisa que este Plan se desarrolle con un sumo respeto al medio ambiente y no ponga en riesgo los ecosistemas ni la seguridad de los pueblos. También hay que verificar que tome en cuenta la distribución de los bienes de la tierra de manera que beneficie a todos, comenzando por los más desprotegidos.
Quiero recordar que el desarrollo es auténtico siempre y cuando sea integral. Esto quiere decir que no debe preocupar solamente el crecimiento económico mediante estas inversiones, sino que debe ser prioritario el desarrollo integral de las personas y de los pueblos, a cuyo servicio ha de estar la economía. Por ello, es imprescindible que en la toma de decisiones relacionada con la aplicación de este dinero público, se consulte y se escuchen a los pueblos para que participen de manera sustancial en este Plan Nuevo Guerrero y pueda lograrse un beneficio real para todos.
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