LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO: UNA LLAMADA PARA LOS MOVIMIENTOS
En Roma, entre el 20 y el 22 de noviembre de 2014, se realizó el tercer Congreso Mundial de movimientos eclesiales y nuevas comunidades, organizado por el Pontificio Consejo para los Laicos para responder al llamado a la conversión misionera que el Papa Francisco ha dirigido a todos los cristianos en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium.
Más de 300 miembros de asociaciones laicales provenientes de casi 100 realidades de más de 40 países del mundo se reunieron para reflexionar sobre el tema “La alegría del Evangelio: una alegría misionera” (cf. EG 21). Se trató del tercer encuentro de este tipo después de los que convocaron Juan Pablo II en 1998 y Benedicto XVI en 2006.
El cardenal Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, introdujo los trabajos recordando el rico magisterio de los últimos pontífices sobre la que Juan Pablo II llamaba la “nueva época asociativa de los fieles laicos”.
El cardenal Rylko recordó como el “repentino e inesperado florecer de tantas nuevas realidades eclesiales (…) fue interpretado por el Magisterio pontificio como una oportuna respuesta del Espíritu Santo al difícil desafío de la evangelización del mundo contemporáneo. En particular, san Juan Pablo II siguió y guió desde cerca el rápido desarrollo de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades, acompañándolas con su palabra clara e iluminadora”.
En Pentecostés de 1998 – continuó el cardenal – “el Papa Wojtyla decidió imprimir un giro en la historia de la nueva estación asociativa de los fieles laicos: con intuición profética indicó una nueva etapa para la vida de los nuevos carismas, que debía necesariamente seguir al florecer inicial, es decir, la etapa de la madurez eclesial.
El Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos prosiguió su reseña del Magisterio subrayando que para Benedicto XVI “la multiformidad y la unidad de los carismas y ministerios son inseparables de la vida de la Iglesia. El Espíritu Santo quiere la multiformidad de los movimientos al servicio del único Cuerpo que es justamente la Iglesia”.
El cardenal Rylko recordó como el Papa Francisco, que conoce bien la realidad de los movimientos eclesiales, insiste en que los nuevos carismas “no son un patrimonio cerrado, entregado a un grupo para que lo custodie; más bien se trata de regalos del Espíritu integrados en el cuerpo eclesial, atraídos hacia el centro que es Cristo, desde donde se canalizan en un impulso evangelizador”.
Después de haber delineado el Magisterio de los últimos tres papas sobre los movimientos eclesiales, el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos exhortó a los responsables de las asociaciones y de las nuevas comunidades presentes a responder al llamado a la conversión misionera presente en la Evangelii Gaudium.
Los trabajos siguieron con la conferencia del profesor Hadjadj que ofreció una lectura propia de los signos de los tiempos para poner la base a una discusión sucesiva. “Nuestro mundo – dijo – cada vez más está caracterizado por la desencarnación. Estamos en la era del in vitro veritas, ya sea que se trate de las pantallas o del vidrio de las probetas. El padre ha sido sustituido por el experto (y esto sucede incluso a los obispos que renuncian muchas veces a la paternidad en razón de una mera superioridad jerárquica); la madre progresivamente remplazada por la matriz electrónica.”
Pero, según Hadjadj, “Cristo nos advierte que aquel que rechaza la gracia, termina por perder la naturaleza, quien ignora al Creador, termina por olvidar la creatura, quien desprecia lo invisible, no sabe más que ver lo que él quiere.”
Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en el III Congreso mundial de los Movimientos Eclesiales y las nuevas comunidades, Sala Clementina. Sábado 22 de noviembre de 2014
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir