Institución del Ministerio de Catequista
Buena noticia que ratifica el papel trascendental del laico en la iglesia y favorece la evangelización en perspectiva de sinodalidad.
Juliana Alejandra Triana Palomino
Biblista Investigadora Centro Fuego Nuevo
Juliana.triana.p@uniminuto.edu
El Papa Francisco estableció el 10 de mayo, mediante carta apostólica en forma de “Motu Proprio”, el ministerio laical de Catequista, noticia que llena de regocijo inmenso a la Iglesia pues constituye una manera de oficializar litúrgica y normativamente, un servicio que a lo largo de la historia ha sido prestado por un sinnúmero de mujeres y hombres laicos en las parroquias, sectores rurales y zonas de conflicto.
En el Motu Proprio, el Papa Francisco realiza un recorrido histórico muy interesante desde los inicios del cristianismo, resaltando cómo parejas de esposos, y mujeres y hombres solteros, protagonizaron con Pablo y los demás apóstoles el proceso de enseñanza de la fe para consolidar en la madurez cristiana a las comunidades que se fundaban conforme el Evangelio de Jesucristo era anunciado en distintos lugares. Con el pasar del tiempo, la labor de la catequesis quedó delegada a los obispos, presbíteros y diáconos, y por delegación de estos, algunos laicos podían participar de este servicio de instrucción a los demás miembros de la Iglesia.
Dado que nos encontramos en un movimiento de Iglesia en salida, el Papa Francisco afirma que “es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis (cf. CIC c. 225; CCEO cc. 401. 406). En nuestros días, esta presencia es aún más urgente debido a la renovada conciencia de la evangelización en el mundo contemporáneo (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 163-168), y a la imposición de una cultura globalizada (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 100. 138), que reclama un auténtico encuentro con las jóvenes generaciones, sin olvidar la exigencia de metodologías e instrumentos creativos que hagan coherente el anuncio del Evangelio con la transformación misionera que la Iglesia ha emprendido. Fidelidad al pasado y responsabilidad por el presente son las condiciones indispensables para que la Iglesia pueda llevar a cabo su misión en el mundo. […] De ello se deduce que recibir un ministerio laical como el de Catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización.”
Ser catequista es una vocación que todo bautizado puede recibir y con el anuncio que acaba de hacer el Papa Francisco, se otorga una dimensión pública a este bello llamado de hacerse maestro de los hermanos para seguir conociendo juntos a Jesucristo. ¿Quiénes pueden optar por este ministerio? Hombres y mujeres, padres de familia, mujeres cabeza de hogar, jóvenes universitarios, adultos profesionales, líderes de las comunidades parroquiales rurales, en fin, todo bautizado con una fuerte adhesión a Jesucristo y que sienta en su corazón el deseo de servir a la Iglesia desde esta perspectiva. Adicionalmente dice el Papa en el texto de promulgación de este Ministerio: “Es conveniente que al ministerio instituido de Catequista sean llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis”.
En pocos días saldrá publicado el Rito de Institución del ministerio laical de Catequista, el cual estará a cargo de La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. ¿Qué hacer ahora? En nuestras diócesis y parroquias comenzará a desarrollarse un bello trabajo de formación y discernimiento conjunto para continuar y mejorar el trabajo que se viene haciendo en la catequesis, de modo que los laicos que ya hacen parte del equipo pastoral que apoya a la parroquia en ello puedan reconocer el ministerio al cual han sido llamados, y se hagan pregoneros para convocar a otros que sientan el llamado a enseñar y transmitir la fe para formar nuevas generaciones de cristianos comprometidos con el hoy de la historia, capaces de aportar en la transformación de la sociedad desde la fuerza del Evangelio.
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