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La Nueva Evangelización y las Víctimas de la Violencia

   

UNIMINUTO, es actor de fundamental de las grandes transformaciones del país. En esta ocasión, en Yacopí, Cundinamarca, dónde alrededor de 35 personas, habitantes de uno de los municipios en el que todavía se perciben las huellas de la violencia, pero que tienen como anhelo la construcción del tejido social que resignifique la historia de cada integrante de la comunidad, se llevó a cabo la investigación “Sujetos de reparación colectiva y construcción de territorios de paz”.

En esta ocasión el Centro de Formación para la Nueva Evangelización y Catequesis (CEFNEC), del 23 a 25 de julio 2018, fue invitado por el Programa de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales – FCHS, líder de dicha investigación, a participar con sus metodologías innovadoras de reconciliación, en el cierre este gran logro investigativo de la institución.

El objetivo del proyecto de investigación se centró en recuperar los recursos de afrontamiento y resistencia que han permitido reconfigurar el tejido social en el sujeto de reparación de Yacopí, a partir de las prácticas sociales que han desarrollado sus habitantes, posterior a los hechos de violencia producidos por el conflicto armado en la región y que han permitido construir comunidades de paz.

Es así como el CEFNEC sigue innovando en sus procesos de investigación, apoyado por sus aliados estratégicos, en este caso el programa de Trabajo Social de UNIMINUTO Sede Calle 80 y su equipo de profesores.

UN TRIÁNGULO DE DROGAS, ARMAS Y VIOLENCIA

UN TRIÁNGULO DE DROGAS, ARMAS Y VIOLENCIA: LA TERRIBLE REALIDAD DE LA FRONTERA ENTRE BRASIL, COLOMBIA Y PERÚ

Entre Tabatinga, Leticia y la isla de Santa Rosa la droga pasa flotando, escondida en botes y hasta en el vientre de pescados. La precariedad económica lleva a muchos jóvenes a buscar una salida en el narcotráfico y el Estado no cuenta con recursos para enfrentar a los carteles de droga.

Triángulo de drogas

Aunque cuenta con embarcaciones, las fuerzas de seguridad brasileñas reclaman helicópteros. Foto: Felipe Souza/BBC BRASIL

 

Una tortuosa línea de 1.632 kilómetros delimitada por una serie de ríos en una zona poco desarrollada de la selva amazónica. Este es el escenario de la triple frontera entre Brasil y los mayores productores de cocaína del mundo: Perú y Colombia.

Pertrechados con armas pesadas y potentes lanchas rápidas, los traficantes de drogas de ambos países no enfrentan casi obstáculos en el momento de mover armas y drogas hacia Tabatinga, en el lado brasileño.

Esta ciudad donde la pobreza y la falta de infraestructura son atroces es descrita por la gente del lugar como el “patio de la FDN”.

Las siglas hacen referencia al grupo criminal la Familia del Norte, que se hizo conocido en todo el mundo a principios del 2017 cuando decenas de hombres fueron decapitados y descuartizados en las prisiones de Manaos.

El origen de las masacres en las cárceles, dijeron las autoridades, es precisamente la lucha por el control de la ruta amazónica de la coca.

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