Líneas eclesiológicas para impulsar la Nueva Evangelización
Siguiendo la propuesta de Ratzinger, en el sentido de que sólo nos adentramos en el misterio de la Iglesia desde el Misterio de Dios, destacamos algunas líneas eclesiológicas para dar impulso a la Nueva Evangelización a partir de tres aspectos centrales de nuestra fe: la encarnación del Verbo, la acción del Espíritu Santo y la comunión trinitaria.
a. La encarnación del Verbo y la dimensión espiritual e histórica de la Iglesia
La LG, retomando la orientación marcada por Paulo VI, inicia expresando la centralidad de Jesucristo: “Cristo es la luz de los pueblos”; esta es la luz que ha de resplandecer en el rostro de la Iglesia y con ella quiere iluminar a todos los pueblos. La Iglesia es semejante al misterio del Verbo encarnado y así ha de vivir su dimensión espiritual e histórica; su organismo social ha de estar al servicio del Espíritu de Cristo. Desde este misterio se derivan algunas líneas que han de estar a la base para impulsar la Nueva Evangelización:
Dios acompaña gratuitamente a su pueblo en el dinamismo de la historia.
Sin negar el impacto que también ejerce el secularismo en nuestro contexto, nuestros pueblos creen y confían en la presencia e intervención gratuita de Dios en el dinamismo de la historia, aunque no siempre con una explícita y clara afirmación cristo-céntrica (misterio de la encarnación). La Nueva Evangelización ha de reconocer y aprovechar esta experiencia de fe, a la vez que ha de hacerse responsable de su cultivo y de su purificación.
La acción permanente del Señor da sentido al carácter dinámico de la Iglesia.
La Iglesia es un pueblo que camina, una Iglesia peregrinante que mira con gratitud el pasado, vive con pasión el presente y camina con esperanza hacia el futuro. La Nueva Evangelización, retomando el sentido de la frase “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, ha de subrayar la acción permanente del Señor Resucitado que mediante su Espíritu orienta y da sentido al carácter dinámico de la Iglesia en su proceso de construcción. Los obreros no construimos desde nuestro propio arbitrio, sino desde la acción del Señor y desde su proyecto.
La Iglesia camina en la historia como parte de toda la humanidad.
La categoría Iglesia-Pueblo de Dios impulsó la conciencia de que caminamos en el tiempo y en el espacio, como parte de toda la humanidad. La Nueva Evangelización ha de retomar esta línea para comprometerse en la historia, favorecer la inculturación del Evangelio, estar atenta a los signos de los tiempos –que hoy no puede negar el fenómeno del cambio de época- y, de esta manera, superar visiones y prácticas ingenuas o, peor aún, como fuga de la realidad
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* Andrés Torres Ramírez (2013) Líneas eclesiológicas de la Lumen Gentium y Nueva Evangelización, Notas para una mirada histórica, crítica y prospectiva Bogotá: ITEPAL
1 El número de cardenales por país de procedencia que participan en el cónclave es uno de los muchos signos de este comienzo que aún no da los suficientes pasos.
2 El número 346 de la revista Concilium, titulado Vaticano II: 50 años después, ofrece una serie de aportes que en líneas generales dejan ver la recepción del Concilio en cada uno de los Continentes. Con sencillez, pero con alegría, hay que decir varios teólogos de otros continentes reconocen el aporte propio y oportuno de las Iglesias de América Latina, mismo que ha tenido un suceso y un desarrollo especial gracias al Consejo Episcopal Latinoamericano. Felix Wilfred, al desarrollar el “diálogo con los pobres” hace la siguiente cita del obispo Bacani, refiriéndose a la situación de su país: “La Iglesia de los pobres es el modo que tiene la Iglesia de Filipinas de recibir e inculturar una de las semillas más poderosas, pero menos desarrolladas, que el Vaticano II sembró en el huerto del Señor. Si en el Vaticano II hubo lo suficiente para inspirar Medellín y Puebla, hubo lo suficiente también para conducir a la iglesia en Filipinas hacia una nueva manera de ser Iglesia”