Nueva Evangelización
La Nueva Evangelización es una actitud renovada orientada hacia quienes han perdido la fe y el sentido profundo de la vida; por ello todo cristiano está llamado a ir al encuentro de los demás.
Nadie está excluido de la esperanza de vida ni del amor de Dios. La Iglesia es enviada a todas partes para despertar esta esperanza, especialmente donde está obstaculizada por condiciones de vida difíciles, a veces, inhumanas, donde la esperanza no respira, se asfixia. Necesitamos el oxígeno del Evangelio, el soplo del Espíritu de Cristo resucitado, que vuelva a encender los corazones. La Iglesia es la casa donde las puertas están siempre abiertas, no solo porque todo el mundo puede encontrar en ella aceptación y acogida, respirar amor y esperanza, sino también porque sus miembros están llamados a salir a anunciar la buena noticia de la salvación a los hombres y traerlos a su seno maternal.
Desde su carácter pastoral y religioso, el Concilio Vaticano II propuso que la centralidad de Dios perfecciona y esclarece el fundamento último de la realidad humana; “incluyó entre sus temas centrales la cuestión de la relación entre la Iglesia y el mundo contemporáneo”[4]. Por esto, no se puede entender qué significa Nueva Evangelización si no se comprende el significado y los objetivos del Concilio Vaticano II y su desarrollo posterior.
El concepto de Nueva Evangelización se puede comprender con una distinción entre misión ad gentes y actividad pastoral[5]. La primera tiene que ver con un trabajo de implatatio Ecclesiae que lleva años o siglos hasta que se configura una cultura cristiana, y la segunda, que alimenta y mantiene la vitalidad de la fe a través de la atención pastoral. La Nueva Evangelización debe enfrentar las situaciones donde la tradición de la fe cristiana se ha debilitado o ha empezado a desaparecer.
La Nueva Evangelización convoca a todos los hombres y mujeres y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos:
1. En el ámbito de la pastoral ordinaria, “animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna”[6]. También se incluyen en este ámbito los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto. Esta pastoral se orienta al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios.
2. En el ámbito de “las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo”[7], no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. La Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio.
3. La evangelización está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro, aun en países de antigua tradición cristiana. “Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción”[8].
Nueva Evangelización es “una forma mediante la que(sic) el mismo Evangelio de siempre se anuncia con nuevo entusiasmo, con nuevos lenguajes comprensibles en una situación cultural diferente, y con nuevas metodologías capaces de transmitir el sentido profundo que permanece inalterado[9]”.
Desde el Sínodo de los Obispos de 2012 el significado de la Nueva Evangelización se ha identificado con algunas características puntuales como:
La transmisión de la fe cristiana en las regiones de la Iglesia que hace siglos fueron cristianizadas, pero por efecto de la actual secularización necesitan recibir de nuevo el Evangelio.
Una necesidad sentida en todas las regiones de la Iglesia, aunque presente según los lugares exigencias propias y manifestaciones diversas.
Recobrar el gozo de la novedad de Jesús.
Presentar a Jesús como el mismo Evangelio.
Experimentar un nuevo Pentecostés para una Nueva Evangelización, para evangelizar de nuevo, con nuevas iniciativas pastorales y evangelizadoras.
No solamente es estrenar habilidades y tácticas nuevas de evangelización.
Se une con el anuncio kerigmático o la Buena Noticia de Jesucristo resucitado.
El mensaje debe resonar con “ardor renovado”[10].
Para aportar al esfuerzo de la Nueva Evangelización de la Iglesia y seguir las indicaciones del Magisterio, en el espíritu de la propuesta 47 del Sínodo de los Obispos de 2012, el PCPNE, el 17 de diciembre de 2012, solicitó a UNIMINUTO la creación del CFNE, y ésta, desde su misión, aceptó la propuesta. Así se creó el CFNE, organismo adscrito a la Sede Principal, con el apoyo de la CJM y la OMD, el 4 de diciembre de 2013, mediante el Acuerdo 302 del Consejo Superior de la Sede Principal.
Algunos rasgos de la nueva evangelización11
En primer lugar, la nueva evangelización debe encaminarse más a una iniciación vivencial y práctica en la experiencia cristiana que a un simple indoctrinamiento de los evangelizandos.
En segundo lugar, la nueva evangelización debe ser esencialmente testimonial.
En tercer lugar, la nueva evangelización implica el compromiso de la Iglesia con la causa de la justicia y la solidaridad.
En cuarto lugar, la nueva evangelización debe ser esencialmente liberadora.
En quinto lugar, la nueva evangelización debe realizarse desde la óptica y la opción por los pobres.
En sexto lugar, la nueva evangelización es tarea y responsabilidad de todos los miembros y sectores de la Iglesia.
Finalmente, la nueva evangelización implica una verdadera inculturación del mensaje y de la vida cristiana.
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[4] Cfr. US.
[5] Cfr. RM No. 33.
[6] Benedicto XVI. (2012). Homilía clausura XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
[7] EG No. 14.
[8] Ibid.
[9] Fisichella, R. (2012), p. 29.
[10] Cfr. Blázquez, R. (2013), pp. 86-91.
[11] Tomado de Martínez D. F. (1990) La ‘nueva’ evangelización: ¿restauración o alternativa?en Ciencia Tomista, 117 (1990) 571-591